6/16/2010

Cosas de vecinos.

Con los vecinos ocurre como con las cajas de bombones...que nadie sabe con qué te vas a encontrar.
Cuando me cambié de casa (de esto hace muchos años) abrí esa caja de bombones y me encontré con algunas vecinas encantadoras, verdaderos bombones rellenos de cariño y juntas hemos formado un grupo al que llamamos "Las chicas del club del martes". Ninguna de nosotras necesitamos visitar al psiquiatra. Un par de horas charrando y volvemos a casa nuevas.
En mi caja, también hay bombones de esos que cuando los pruebas, dices..."Bueno, no están mal". Son vecinos a los que saludo, con los que siempre hablo aunque sea un momento cuando coincidimos en la escalera, patio, calle o a la hora de hacer la compra.
Peeeero, hace ya unos cuantos años al desenvolver uno de esos bombones, me dí cuenta de que me había equivocado, de que no debería haberlo abierto porque era de esos que no me gustan nada y dejé de hablar con él... y con ella. Desde ese momento, salir a la calle se ha convertido para mí en una aventura a la que incluso le he encontrado un punto divertido. Es como un juego de obstáculos. Cierro la puerta y ya no sé lo que puede ocurrir.
El "juego" consiste en tratar de no encontrarme ni con él ni con ella, aunque no siempre es fácil evitarlo...y tampoco me preocupa demasiado.
En mas de una ocasión al llegar al patio los veo allí esperando el ascensor o abriendo el buzón y entonces se produce cierta tensión. Es una extraña sensación y es que a mi me educaron para saludar a la gente, pero me niego a saludarles a ellos y eso que todo empezó por una tontería. El motivo de ese rechazo es tan flojo que no se sostiene por si mismo, pero ahí seguimos y ahí vamos a seguir, porque ni ellos ni yo vamos a reblar.
Hemos vivido escenas kafkianas. Yo llegando al patio, abriendo la puerta para entrar y ella ahí, dentro, esperando que yo entre para salir ella y yo pensando...¿Y ahora qué hago? ¿Le sujeto la puerta o dejo que se cierre en sus narices?
En otras ocasiones, la veo hablando con otros vecinos y no me queda otro remedio que hacer un saludo general porque no puedo decir..."Hola a todos menos a tí, Pilar"
Y para confundir más aún esta situación, tengo que confesar que mi negativa a hablar con ellos, se limita a la pareja porque cuando me encuentro con sus hijos les saludo alegremente y además de manera sincera porque son muy agradables y simpáticos y lo mismo hacen ellos con los míos.
Hay gente que me pregunta..."¿Y por qué a los padres no? ¡¡inténtalo!! Y yo les digo que, bueno, que eso es algo que queda entre nosotros.
Me encanta el chocolate, pero si en mi caja de bombones encuentro uno que no me gusta, desde luego lo apartaré. ¡Ah! y que conste que el calificativo de "bombón" no es el que mejor les describe.
No digo nada más, pero el que quiera entender, que lo entienda.

6/07/2010

Primer fín de semana de Junio.

Despues de una semana un tanto...bueno, una semana que prefiero olvidar, llegó el finde y decidí aprovecharlo.
La mañana del sábado (sin novedad) limpié la casa...pero por la tarde me tomé una ducha relajante, después me embadurné el cuerpo con crema, que espero no la fabriquen con grasa de ballena, más que nada porque gasto tanta, que voy a dejar los mares esquilmados. Cuando acabé con mi restauración me fuí con mi pareja al Parque de La Paz donde se celebraba la Replubikfest y actuaban varios grupos de música.
Uno de ellos era Jacaré Jack y como buena jacarista, ¿jacarista? estuve allí. Al igual que mi pareja y yo, también estuvieron apoyándoles, Cristina y Ángel con sus niños, Sue y Rupert.
Estaba previsto que acudieran más amigos, pero un cielo totalmente cubierto y una posterior tormenta, hizo que desistieran de ir. No importa, tendrán una nueva oportunidad para verles y escucharles el próximo sábado 12 en la Plaza de San Pablo y espero que ningún elemento atmosférico aparezca en el cielo y nos estropee la fiesta.
En el momento que llegamos, estaba actuando un grupo a los que yo denomino "perro flauta".
Ya sabes: Personas con rastas, pantalones con el tiro hasta las rodillas, que suelen tocar la flauta y que siempre van acompañados por algún perro vagabundo- de ahí el nombre.
Debían de ser unos 8 ó 9. Varios de ellos tocaban tambores con las manos (no con palitos) y los demás tocaban otros instrumentos y "creo" que no lo hacían mal. Digo "creo" porque tampoco les pude prestar demasiada atención. Acabábamos de llegar y era el momento de los saludos, de los besos y de hablar con los amigos que también acababan de llegar.
Este grupo con sus tambores y sus bailes, debieron invocar o cabrear a la diosa de la lluvia, porque fué terminar su actuación y ponerse a llover.
La Republikfest se tomó un descanso, más que nada porque el público que allí había, abandonó las gradas de piedra para refugiarse bajo la carpa.
Deprimía ver el cielo oscuro y cargado de agua, pero poco a poco esa oscuridad se fué abriendo y fué dejando entrar unos tímidos rayos de sol...Ja,ja,ja, es broma, eran casi las diez de la noche y el sol brillaba, pero por su ausencia, no porque estuviera allí.
Cuando se empezaban a escuchar comentarios de que los grupos ya no iban a cantar, dejó de llover. El calor secó el suelo y el público se sentó de nuevo en las gradas para disfrutar de los grupos aunque fuera con una hora der retraso.
Nuestro grupo, el que nos animó a desplazarnos hasta allí volvió a hacernos disfrutar, pero nos supo a poco porque debido al retraso causado por la lluvia, la actuación de cada grupo duró menos de una hora.
No importa, el próximo sábado volveré a estar dónde ellos estén.
Al finalizar, Rupert, Luis, Sue y yo nos fuimos a tomar un bocadillo y después, a casa.

Domingo, 6. Vermout.

Amanece que no es poco y después de desayunar a las 11.30, nos arreglamos para ir a tomar el vermout. Todo el día en un pienso, de verdad... ¡¡Qué asco!!
Esta vez elegimos el bar Entalto- palabra aragonesa que significa: "Arriba" (creo no estar equivocada) y lo elegimos porque desde hace un tiempo preparan unos vermouts con dj incluido que están muy bién. Esta vez el dj era un amigo muy cercano y no podíamos faltar. Allí estuvimos, sentados en una terracita en la calle, hablando con amigos y escuchando la música de Pedro.
Hay fotos de ese momento. El vermout se alargó hasta las 5, aunque nosotros nos fuimos a las 3.

Domingo, 6. Mercadillo de las tres Culturas.

Comimos y después de un pequeño relax, aquí llamado siesta, volvimos a salir para visitar el Mercadillo de las tres Culturas que desde hace bastantes años se coloca por los alrededores de La Seo y que este año cruzó el Ebro por el Puente de Piedra.
Allí se colocó la zona árabe y allí probamos sus famosos pastelitos.
Lo recorrimos todo y eso que este año se ha ampliado. Mucha gente visitándo y comprando cosas, sobretodo de comer. Si es que la gente solo sabemos estar con el estómago lleno. Nosotros también "picamos" pero porque a mi pareja le encantan los pistachos garrapiñados. Por eso, en cuanto los encontró no pudo negarse.
Menos mal que la mayoría del público gastó algo más que nosotros porque si no, la vida del Mercadillo hubiera sido mucho más corta.
Paseando entre sus puestos nos encontramos con Pedro, el dj que durante la mañana había estado poniéndo música durante el vermout. Nos quedamos un rato con él y compartimos unos vinos.
Cuando la noche es estaba echando, nos volvimos a casa. El fín de semana tocaba a su fín.
Las fotos de todo este fínde, aquí y aquí.