9/03/2014

Las Chicas de la Kuarta se van de picnic-


Verano, calor, gente que abandona la ciudad, turistas que llegan a ella, viajes de 15 días, de una semana, incluso de un día...¡qué trajín!. Pero las Chicas del Club del Martes, que han cambiado de nombre y que ahora se llaman Las Chicas de la Kuarta siguen al pié del cañón acudiendo los martes al club, aunque desde que empezó julio no han estado todas juntas. Todas han hecho o van a hacer (que todavía queda verano) viajes de mayor o menor duración.
Pero hoy, 21 de agosto y aunque no es martes, las chicas hemos decidido juntarnos y no para ir al bar del chino. El motivo ha sido celebrar un pic nic y no precisamente un pic nic tipo americano con hamburguesas, chuletas y mazorcas de maíz, no, no.
Nosotras, que somos muy raciales, muy de nuestra tierra, muy de Aragón, nos hemos montado un pic nic de bocatas de calamares bravos, con su mayonesa y su salsa brava.
Como yo tenía que salir al centro, me he ofrecido a través de whatsapp, a comprarlos y a estar de vuelta en el barrio con los bocatas sobre las ocho de la tarde.
Parecía tan fácil...pero de eso nada. En cuanto las demás han leído que me ofrecía a traer los calamares, el móvil ha empezado a sonar con un aluvión de pedidos y todos diferentes.
Que si a mí tráeme un par de bocatas uno con mayonesa y el otro sin. Otra quería uno picante, la siguiente que como un bocata le parecía mucho, quería una ración de calamares con todo (mayonesa y picante) y además un bocata completo aparte para que cenara su hijo, pero solo si le aseguraba que estaría de vuelta antes de las ocho, ya que su hijo se tenía que ir a trabajar.  
Yo no salía de mi asombro...¿cómo se podía complicar tanto lo que parecía un tranquilo picnic de calamares?
Entonces entre los numerosos whatsapps he visto uno de Loli poniendo algo de orden a semejante alboroto.
Han quedado en la calle y allí ha tomado nota de todo lo que quería cada una de ellas y después, tal y como habíamos quedado anteriormente, me ha llamado para decir que se ponía en camino hacia el centro donde yo seguía y al cuarto de hora ha llegado montada en su moto.
Yo le estaba esperando en la puerta de El Calamar Bravo y después de conseguir el pedido, nos dirigimos a la moto, colocamos las bolsas en el maletero, después de sacar el casco que yo aunque odio ponerme cosas en la cabeza, me tenía que poner si no quería volver a casa en tranvía.
Al llegar a la calle las chicas nos estaban esperando con todo el equipo de picnic, a saber, cuatro mantas o manteles sobre los que sentarnos y colocar las raciones, unas barras de pan, latas de bebidas, servilletas, vasos, cubiertos, etc, etc, etc.
El lugar elegido para hacer el picnic ha sido un parque que hay al final de nuestra calle. Hemos buscado un montículo con césped, árboles y algunas farolas y allí hemos montado nuestro chiringuito particular. Allí había tres generaciones de las chicas de la kuarta. Algunas nos hemos descalzado para sentarnos
mejor y después de terminarnos los calamares, las dos chicas de la generación más joven me han pedido que fuera con ellas a los esbarizaculos (toboganes) y también ha ido Loli y después Pili y Sara. Ha sido muy divertido bajarse por ellos, lo hemos hecho acompañando a las niñas que les daba un poco de miedo porque son muy altos y largos. También nos hemos columpiado (yo incluída) y después hemos regresado a las mantas, han puesto música, hemos bailado, hemos jugado a encorrernos y tumbadas sobre el césped hemos mirado las estrellas, las cuales se veían muy bien porque el cielo estaba muy limpio de nubes. La temperatura era buena, muy buena y hubiéramos continuado allí durante más tiempo pero había niñas pequeñas y aunque ellas no querían, se tenían que ir a dormir.
El picnic ha terminado pasadas las once de la noche.
Aquí dejo algunas fotos.