4/03/2016

Funcionaria feliz.


Cuando alguien prepara una fiesta, normalmente lo hace por algún motivo y el pasado sábado mi pareja, una amiga y yo, acudimos a una cuyo motivo era felicitar a una persona que vive en la casa donde tuvo lugar dicha fiesta y que después de unas duras oposiciones, ha conseguido...¡¡¡¡¡una plaza de funcionaria!!! y eso, en estos tiempos que corren, es para celebrarlo.
A la fiesta acudió mucha gente, mucha. Entre amigos y acompañantes de los amigos nos juntaríamos unas 70 personas. Todas con ganas de volver a vernos unos y otros y también ¿por qué no decirlo? con ganas de acudir a esa casa donde las fiestas tienen otro sentido. Nadie espera encontrarse allí fiestas "normales", porque esa casa no es "normal" y la gente que la habita, tampoco. Todo esto, dicho en el sentido más positivo. Lo "normal" termina siendo aburrido
Se nos dijo que llevásemos bebida porque comida no hacía falta...y tenían razón, los habitantes de esa casa especial habían preparado alimentos variados y hubo de sobra. Por supuesto, en una celebración de este tipo tampoco podía faltar la tarta y por suerte para mi, era grande... y de chocolate. Dos trozos me comí, pero es que estaba buenísima.
Como he dicho al principio, la plaza que consiguió es de profesora de filosofía, por eso, además de pedirnos que llevásemos bebida, también se nos pidió que llevásemos un pensamiento. No necesariamente tenía que ser un pensamiento muy filosófico, tampoco se le puede pedir peras al olmo. Podías llevarlo escrito sobre la piel, sobre un trozo de papel enganchado en la ropa o incluso escribirlo directamente sobre las baldosas blancas de la cocina con unos rotuladores que estaban allí con ese fin.
A mitad de la noche se repartieron 50 caretas con la cara de 50 diferentes filósofos y los que tuvieron la suerte de conseguir una, se la pusieron en el momento de sacar la tarta.
Momento espectacular en el que se bajó la intensidad de las luces y entonces en el salón hizo aparición la tarta con unas velas encendidas y después de que la nueva funcionaria las apagara, todos le cantamos la canción de "Cumpleaños feliz" cambiando la letra por "Funcionaria feliz", como correspondía en ese momento.
Durante toda la noche, la gente entraba y salía. Unos se iban y otros llegaban.
Pasadas las dos de la madrugada, los tres que habíamos ido juntos, mi pareja, mi amiga y yo, decidimos irnos juntos también.
Allí se quedó la casa llena de gente, en el salón, en el pasillo, en otra habitación y en la cocina, donde la gente que iba llegando, iba dejando sus pensamientos sobre las baldosas.
Al día siguiente nos comentaron que hasta bien entrada la madrugada siguió llegando gente a la par que otros abandonaban la fiesta. De hecho, unos amigos llegaron a las 4 de la madrugada y por allí todavía había gente celebrando la plaza de funcionaria. Podéis ver más fotos aquí.