5/02/2017

Querido Antonio...



Querido hermano...¡cuánto te echo de menos!
Ya ha pasado un año desde que te fuiste y tu marcha sigue doliéndome como nunca pensé que me dolería.
Eras mi hermano pequeño y aunque me fui de casa de los papás cuando tú eras apenas un adolescente, siguen en mi interior recuerdos de todo lo que compartimos. Recuerdo que cuando éramos pequeños, dormíamos juntos en el sofá/cama que había en el salón y las historias que nos inventábamos hasta que el sueño podía con nosotros...o la mamá nos decía que nos callásemos. Con especial cariño recuerdo la canción que tú y yo compusimos sobre marcianos, inspirados en las misteriosas sombras que la lámpara de luz proyectaba en el techo. Todavía recuerdo la letra de canción y sé que tú la recordabas también y que incluso se la enseñaste a Lucía, tu hija.
Recuerdo que siendo todavía adolescente, fuiste el padrino de mi primer hijo y que aunque no nos veíamos con mucha frecuencia, cuando lo hacíamos, era como si nos hubiéramos visto el día anterior. Sé que la gente te quería porque eras una buena persona y un buen trabajador.
Los últimos seis meses fueron muy duros. Empezó cuando nos enteramos de que la persona que "cuidaba" de la mamá, le había robado todo lo que tenía. Tuvimos que despedirla y tú te encargaste de hacerlo y lo hiciste de una manera demasiado amable para mi gusto, pero así eras tú. Creo que no te gustaban las discusiones.
Todo lo que le ocurrió a mamá hizo que nuestra relación se estrechase ya que tuvimos que reunirnos con más frecuencia. Recuerdo una conversación entre tú y yo en tu coche, en la que me dí cuenta de que tu carácter y el mío, tenían más en común de lo que yo creía y te aseguro, que me sentí feliz.
Entonces todavía no sabíamos lo de tu enfermedad, aunque creo que tú, algo sospechabas, pues días después me dijiste que tenías que ir al médico porque no podías dormir en la cama ya que allí te faltaba la respiración. Me dijiste que no querías ir al médico porque tenías miedo de que te confirmase lo que tú creías que tenías...como desgraciadamente, ocurrió.
Solo te quedaste con nosotros durante tres meses desde que te lo diagnosticaron y la verdad es que no fueron tres meses fáciles, especialmente para ti. Sé que no lo pasaste bien, pero tengo que decir emocionada, que en ningún momento lo demostraste. En realidad, las noches que pasé contigo en el hospital, me hiciste creer por tu optimismo que te recuperarías, incluso hablaste de los planes que teníais para es verano. Yo quería creer, necesitaba creer que no nos ibas a dejar.
Hacía solo unos meses que mamá y también una prima nuestra se habían ido y no entraba en mi cabeza que tú te fueras con ellas...pero lo hiciste y fue como un mazazo en mi corazón.
Intentamos que tu estancia en el hospital fuese lo mejor posible para ti y no fue difícil, porque tú lo hiciste fácil. Aún así, nada pudo evitar que los últimos días fueran terribles para mi, porque me daba cuenta de que era verdad que te ibas.
Las dos últimas noches las pasé a tu lado junto a Merche, tu mujer y la noche que te fuiste, no la podré olvidar jamás.
Recuerdo a Merche agarrándote una mano y besándote una de tus mejillas y yo haciendo lo mismo en la otra mejilla y agarrándote la otra mano. Acariciándote la cabeza nos dijimos adiós.
 Fue muy duro y sé que me ha marcado para siempre, pero quiero pensar que fue positivo vivir ese momento si eso hizo que te fueras sabiéndote querido...porque así fue.
Te quiero y siempre te querré. Querido hermano...¡cuánto nos duele tu marcha!.