10/08/2013

De crucero con amigas.



Quiero dejar claro que no me gustan las despedidas, bueno, solo cuando tengo que hacerlo de algo o de alguien que me molesta o me hace daño. También sé que en la vida es inevitable, nos guste o no, tener decir adiós constantemente y hace un par de semanas llegó el momento de decirle adiós al verano, esa estación del año que tanto me gusta y que en mi opinión dura muy poco.
El caso es que Las Chicas del Club del Martes y yo pensamos que ya que no podíamos evitar que se fuera, deberíamos despedirnos de él a lo grande. Más aún teniendo en cuenta que coincidía con el cumpleaños de una de ellas.
Lo primero que se me ocurrió a mi para celebrar las dos cosas fue organizar un viaje a New York (ya he dicho que lo queríamos celebrar a lo grande) pero aunque estábamos muy ilusionadas por el viaje, se nos iba el presupuesto.
En la siguiente reunión del los martes sugerimos un crucero por el Caribe, pero la idea tampoco cuajó porque seguía siendo muy caro...Empezábamos a rendirnos y fue en ese momento, cuando una de nosotras acercó el  crucero a nuestras costas y tuvo la idea de que fuera por el Mediterráneo. "Eso está aquí al lado", "tiene que ser más barato"...pensamos. Aún así, después de muchas sumas y restas y muchos ajustes presupuestarios, que parecíamos Rajoy y su gobierno cuando se ponen a hacer recortes, nos dimos cuenta de que seguíamos sin que nos salieran las cuentas.
Como parecía que la idea del crucero había calado hondo en todas nosotras, al final decidimos que el crucero sería...¡¡por el Ebro!!! y como tampoco nos daba el dinero para llegar hasta el Delta del Ebro...el barco nos llevó hasta...¡¡¡la Expo!!. 5 euros nos costó el ticket, bueno, en realidad pagamos 4 porque cada una de nosotras llevaba un vale de un euro de descuento que nos habían dado en frutos secos El Rincón después de haber comprado varias barras de pan y oye, que el crucero no estuvo tan mal, es un recorrido muy nuestro y hay que promocionarlo.
Cuando llegamos al barco ya había cinco pasajeros adultos y varios niños, no recuerdo cuántos porque se estaban moviendo tanto de aquí para allá, que quizá parecía que había más de los que en realidad había y cuando estos pasajeros estaban pensando que iban a tener un viaje tranquilo, llegamos nosotras siete, todas de vez y con muchas ganas de pasarlo bien.
Una de nosotras, Elena, llevaba una bolsa llena de diferentes modelos de sombreros y lo primero que hicimos al subir fue acomodarnos en los asientos, no sin antes "discutir" entre nosotras quién se sentaba en el exterior y quién en la cabina del barco. Todas queríamos hacerlo en el exterior y sentir cómo el viento movía nuestro cabello, pero solo tuvimos la suerte de conseguir esos asientos cuatro de nosotras y claro...yo fui una de las cuatro primeras en subir y en sentarme en la cubierta del barco,Jejejejeje, donde ya estaban los otros pasajeros, el capitán y su ayudante. El resto del grupo tuvo que compartir el camarote con algunos de los niños.
Cuando llevábamos unos veinte minutos de trayecto, nos dimos cuenta de que no había sido tan buena idea sentarnos afuera porque el sol picaba tanto, que al final del trayecto todas teníamos las marcas de los tirantes en nuestra piel.
Le pedimos a Elena que sacara los sombreros de la bolsa y empezamos a hacernos fotos con uno, con otro, con el morado, el rosa, el blanco...el sol era tan fuerte que hasta uno de los pasajeros, que era "donante" de pelo, pidió que le dejáramos uno de los sombreros para protegerse. Lolis le entregó el que le parecíó más masculino. Yo tampoco lo veía con pamela, la verdad.
Entre fotos, cambios de sombreros y con el abanico en la mano llegamos a la Expo y todos los pasajeros, excepto nosotras siete, se bajaron para pasear por allí. Nosotras no lo hicimos porque como vivimos cerca de ella, la visitamos con frecuencia, así es que sin bajarnos del barco, regresamos al punto de partida, es decir, la parte de atrás del Club Naútico y allí mismo, el ayudante del capitán se ofreció a hacernos unas cuantas fotos para que pudiéramos salir las siete juntas. Después de la sesión, le dimos las gracias con una sonrisa y nos fuimos en busca de un lugar donde merendar, invitadas por Merche, que cumplía un año más o un año menos, no lo recuerdo.
Regresamos a casa sobre las nueve de la noche y como nos pareció que todavía era pronto para separarnos y que los chinos de nuestro club nos echarían de menos, nos sentamos en su terraza con la intención de alargar el día un poco más.
A las diez nos fuimos a casa sin despedirnos...no nos gustan las despedidas.

Aquí podéis ver una colección de las fotos que nos hicimos.

2 comentarios:

Carlosvenus dijo...

Hacer un crucero por el ebro .....4 € ( con descuento )
Hacer de ello un momento inolvidable.......no tiene precio ni para tus amigas ni para los que te leemos. Un besote!!!

Esther dijo...

Eres genial escribiendo,Carlos. Jajajaja. Me encantan tus comentarios.