6/03/2008

Endocrino.

Me encuentro en la consulta del endocrino, esperando ser atendida por el doctor. No, no estoy aquí porque quiera adelgazar. Lo quiero aclarar porque, hay gente tan "simpática" que cuando te ve, te saluda diciéndo: ¿Has engordado? Pues no, no he engordado. Estoy aquí por un problema de tiroides.
Estoy sola en la sala de espera haciéndo lo que su nombre indica......esperar. Oigo voces en la habitación contigua. El doctor está con otr@ paciente. La conversación parece animada y me hace temer que la espera será larga.
Para hacerla más entretenida, fijo la vista en la decoración de la sala. Me doy cuenta de que es bastante clásica y triste, motivada por la escasa iluminación que proviene sólo de una lámpara de mesa cuya bombilla es muy floja.
Todo el mobiliario se limita a un sofá de dos plazas de diseño antiguo (no creo que lo sea realmente) tres sillas y una mesita baja sobre la cual está la susodicha lámpara. También hay una maceta con un tronco alto y fino rematado por un par de flores con pétalos morados, dos de los cuales he arrancado (con gran dolor de mi corazón) para hacer un señalador de libros. Lo del señalador se me ha ocurrido en ese momento. Nunca sabes dónde va a estar la inspiración.
La tenue luz de la lámpara, ilumina especialmente una de las cuatro paredes y me doy cuenta de que está llena, pero llena, llena, de cuadros de distintos tamaños. Me levanto para verlos de cerca, más que nada porque soy un poco miope, porque la habitación tampoco da mucho de sí. Es más bién pequeña- algo más de 3x3.
Viéndolos desde la silla donde estoy sentada, me parecen títulos en medicina y pienso: " !Jó, pedazo endocrino me va a atender!,debe ser una eminencia en endocrinología". Pero cuando empiezo a leerlos, me doy cuenta de que títulos de medicina o especialidades hay más bién pocos, quizás dos. Los demás son títulos que confirman y agradecen su presencia en diferentes cursillos y en diferentes paises. !Qué decepción! Son solo eso, cursillos, conferencias. Incluso algunos de ellos no tienen mucho que ver con su especialidad. No sé, por un momento dudo si seguir esperando a que el médico me atienda o salir de la consulta sín hablar con él.
Alguien que enmarca títulos de asistencia a cursillos para darse importancia no me da la suficiente confianza. Mientras tomo la decisión, sigo escuchando los sonidos de la conversación entre el endocrino y el/la paciente. Parece una conversación amena. Me dirigo a la puerta y salgo de allí.

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