12/05/2010

¿Quedamos en el Albergue?


Tanto tiempo sin ver a algunos de mis amigos, que cuando me dijeron que el sábado 27 podría encontrarme con ellos, no me lo pensé dos veces. Para hacerlo posible incluso cambié mi rutina del sábado, es decir la limpieza de ese día la pasé al viernes. Ya sé que puede parecer poco importante pero que a mí me supone un gran esfuerzo debido a mi mentalidad cuadriculada. Aún así, lo hice.
El lugar del encuentro fué el Albergue Municipal, que cuando mi pareja me dijo que iba a ser allí, lo primero que pensé fué que a nuestros amigos les debía de haber golpeado la crisis duramente si tenían que ir a comer y cenar al mismo lugar que los sin techo.
Me alegré cuando me aclaró que este albergue es una especie de hotel que se abrió con motivo de la Expo y que sirvió y sirve como alojamiento y que no tiene nada que ver con el otro albergue que dedica todos sus esfuerzos en ayudar a los pobres de la ciudad.
El edificio es muy acogedor y con un ambiente muy agradable que hace posible que siempre esté lleno de turistas especialmente jóvenes.
El motivo de elegir ese sitio era que allí se iba a celebrar un mercadillo o rastrillo tan de moda a medida que avanzan los días y se acerca la navidad. En él se podía encontrar todo tipo de ropa- yo me compré una camiseta por 2 euros- bolsos- me compré uno por 8 euros, gorros, bufandas, bisutería y demás complementos que eran verdaderas gangas.
A la misma vez que la gente compraba, se podía disfrutar de la música que iban poniendo nuestros amigos y los vídeos que mi pareja puso. Todos ellos tuvieron que repartirse el tiempo para poder aprovechar las más de 12 horas que iban a estar allí. Preciosa y variada música y hermosos vídeos.
Todo ello empezó a las 12 de la mañana y los primeros en llegar encontraron los mejores chollos en los puestos del mercadillo.
Cuando cambié mi rutina del sábado para poder llegar pronto al albergue, pensé que estaría bien darme una vuelta por la ciudad y pude descubrir que los sábados por la mañana hay otro mundo más allá de mi casa y que la gente que pasea ese día, tiene una expresión en la cara más relajada que la que tiene cualquier otro día de la semana. Me estoy planteando que lo que ese sábado era tan solo un cambio en mi vida, se convierta en rutina para poder tener libres las mañanas de ese día.
Volviendo al mercadillo diré que se mantuvo hasta pasadas las 10 de la noche aunque la música que ellos ponían se alargó toda la noche. De hecho, mi pareja y yo nos fuimos a la 1.30 de la madrugada pero otros se quedaron para seguir poniendo música y hacer que los clientes se sintieran más a gusto.
Tan a gusto como yo me sentí cuando os vi a todos vosotros. Ya sabeis quienes sois.
Aquí hay más fotos.

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