8/13/2006

Mail Art


El pasado martes acudí a una fiesta que un amigo celebró en su casa. Mi amigo es artista y lleva bastante tiempo haciendo Mail Art, es decir, arte que se envía por correo, pero no por correo electrónico, no, si no por correo convencional, del de toda la vida, el que trae el cartero a tu casa, te llama al timbre para que le abras la puerta (casi siempre cuando estás haciendo algo) y deposita en el buzón.
La fiesta se hizo para agasajar a dos japoneses que también hacen Mail Art. Este tipo de artistas están repartidos por todo el mundo y no es fácil que se conozcan en persona, solo a través de sus obras, pero esta vez mi amigo nos invitó a conocer a dos de ellos. Era la primera vez que venían a España y antes de llegar a Zgza. visitaron otras comunidades autónomas y eso quiere decir que cuando llegaron aquí ya venían algo cansados. Solo pasaron entre nosotros 24 h. pero fueron muy intensas.
Solo había un problema y es que mi amigo no sabe idiomas y los japoneses solo sabían un poco de inglés así es que mi amigo pidió "ayuda" a mi marido y a otros amigos.
Les llevaron a conocer diversos edificios emblemáticos de la ciudad y no me refiero solo a El Pilar, La Lonja, La Aljafería etc. no, no, también visitaron diferentes lugares típicos donde la gatronomía, incluida la bebida es la" atracción" turística. Disfrutaron mucho pero los vieron tan cansados que decidieron darles a conocer algo tan nuestro como la "siesta". También pensaron que necesitarían reponer fuerzas pues la fiesta estaba preparada.
Llegó la noche y a partir de las 9 comenzó a llegar la gente, casi todos artistas. Se comió, se bebió, se "fumó"......bueno, yo no hice ninguna de las tres cosas, ¿vale?
Los japoneses nos hicieron una exhibición de su mail art y hubo intercambio de dicho arte entre varios de los artistas que acudieron a la fiesta.
Mi marido había preparado vídeos de música de los años 50 y 60, españoles, franceses, ingleses, etc y los proyectó sobre una pared que hay en la terraza de la casa de nuestro amigo. Eran vídeos preciosos, estaban muy bién elegidos. Al ser un primer piso, la terraza está muy cerca de la calle, así es que la poca gente que pasaba por allí, se sorprendía gratamente viendo los vídeos sobre la fachada.
El hecho de ver imágenes proyectadas sobre la pared me hizo rememorar algunas noches de mi infancia cuando bajaba con mis padres y hermanos a ver cine en una pared de la Plaza Santo Domingo. !Qué tiempos!
Conversé con uno de los japoneses (el otro estaba demasiado cansado) y me comentó que se lo habían pasado muy bien, que les había gustado mucho todo lo que habían visto y que estaban sorprendidos gratamente por el recibimiento y por la forma de ser de la gente de aquí, que se iban muy contentos aunque a esas horas ya estaban cansadísimos. Un poco más tarde, uno de ellos se despidió y se fué a la cama. El otro quiso aguantar más pero 45 minutos más tarde, tuvo que reblar y marcharse a descansar.
La fiesta siguió sin ellos, ya se sabe que a los españoles nos gusta disfrutar de las noches de verano y aunque dormian en la habitación de al lado, ni se enteraron de la música. Los habíamos dejado agotados pero felices.
Misión cumplida.

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