10/13/2008

Nivea, crema blanca.

La semana pasada visité a mi madre y cuando me despedía de ella, me dijo: "Espera, que te voy a dar una caja". Como ella sabe que mi droga es el chocolate, me alegré porque pensé que me iba a dar la famosa caja roja de Nestlé pero no, la que me dió fué la caja azul de Nivea. Me dijo que me la daba porque no le había gustado. Es que mi madre es más de Atrix.
En casa siempre hubo Nivea cuando yo era pequeña y a mi madre le gustaba, pero cuando salió Atrix, cambió de marca (siempre ha sido muy voluble) siempre le gusta probar lo nuevo. A veces pienso que si encontrara una hija mejor que yo, me cambiaría también.
La orilla del Ebro fué el escenario de juegos de mi infancia. También lo fué el de mi madre. La diferencia es que ella y sus hermanas corrían descalzas por las piedras sin problemas, mis hermanos, mis primas y yo, lo hacíamos llevando chancletas. Parece ser que la segunda generación vinimos con alguna "tara",bueno, quizá lo de "tara" es muy ofensivo, quizá solo es que éramos más "delicadas", más "princesas".
Teníamos cinco o seis años y nuestras madres nos protegían del sol embadurnándonos de Nivea.
A mi no me gustaba mucho, era demasiado grasienta (la crema) y tardaba mucho en absorberse, aunque a esa edad no era algo que me importase mucho. Había tanto con qué divertirse. Uno de mis juegos preferidos era meterme en el río con un flotador. ¿He dicho flotador? Ja,ja,ja. Se trataba de una rueda de goma negra que va en el interior de las ruedas de camiones, tractores etc. ¿La cámara se llama? Bueno, el caso es que estaba hinchada a tope y flotaba que te cag..........perdón.
¡Que divertidos momentos pasamos con ella! Pero pronto abrieron una piscina municipal cerca de casa. Mis padres y tios se hicieron socios y a partir de entonces, cambiamos río por piscina. Quizá eso fuera subir de categoría, pero tuvimos que abandonar ese flotador negro que tan buenos momentos nos había dado. En la piscina no nos dejaban meterlo y no era por el color negro de su piel, es que era demasiado grande. La verdad es que pronto nos olvidamos de él. Al igual que a mi madre, a nosotras también nos gusta probar lo nuevo.
Estoy abrumada por todos estos recuerdos de mi infancia, son recuerdos que vuelven a mí esnifando el interior de la caja de Nivea que me dió mi madre. Su olor me "coloca".
Hay gente que esnifa un polvo blanco llamado coca y ve elefantes volando, yo esnifo una crema blanca llamada Nivea y cientos de recuerdos invaden mi mundo actual. Siempre es mejor eso, que un elefante volando.

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