10/26/2008

Cambio de hora.

Sábado, 12 de la noche. Estoy en el salón de mi casa, sentada frente al televisor viendo una entrevista que le están haciéndo a Valerio Lazarov. ¡ Me lo estoy pasando genial! Nos están mostrando imágenes de los programas que Valerio dirigió en TVE allá por los años setenta y ochenta y es muy divertido volver a ver las imágenes de algunos presentadores de aquellos años que siguen saliendo actualmente y a los que es muy difícil reconocer. Jesús Vazquez, Belén Rueda, Penélope Cruz, Paula Vazquez y algunos más.
Viéndoles me doy cuenta que el tiempo pasa para todos. ¡Cómo han cambiado! y tengo que reconocer que algunos lo han hecho para mejor, aunque sea con una pequeña ayuda del cirujano, pero eso es lo de menos.
El caso es que estoy tan relajada y entretenida viendo a Lazarov (él, también ha cambiado aunque éste, a peor) que no me doy cuenta de la hora que es y cuando por casualidad y no porque tenga sueño, miro el reloj, veo que son casi las dos de la madrugada. Menos mal que, por causas que todavía no he llegado a comprender, y llevamos ya treinta años haciéndolo, tenemos que retrasar el reloj una hora ¡Qué bién!
Nos lo han explicado por activa y por pasiva y no hay manera, no lo entiendo. Dicen que se ahorra unos trescientos millones de euros con esta medida y esta es la parte positiva, la negativa es que hay gente que física o sicológicamente nota este cambio de hora, especiálmente niños, ancianos y personas sensibles. Yo no y quizá sea porque no pertenezco a ninguno de los tres grupos.
Al primero dejé de pertenecer hace tiempo, al segundo es hacia el que me dirijo y aunque espero llegar, todavía me queda mucho ¿eh? y al tercero.............bueno, yo creía que sí lo era, pero la verdad es que cuando cambian la hora, no noto nada. Corrijo, porque en primavera, cuando adelantamos el reloj y duermo una hora menos, mi cuerpo sí lo nota y además, "me acuerdo" de la familia de los que nos obligan a hacerlo, pero esta noche se trata de retrasar el reloj y eso significa que voy a dormir una hora más y estoy encantada, el problema es que se me está haciendo tarde viendo a Valerio Lazarov y al final, terminaré durmiendo siete horas. Como siempre, pero no me importa perderme esa hora que nos regalan hoy, por estar viendo en televisión, esas joyas de imágenes.

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