3/01/2010

Cronología de un fín de semana.


El viernes 26 después de ensayar la obra de teatro, volví a casa a prepararme para viajar a África, a Uganda más concretamente. Y lo hice a través de cuatro de los cinco sentidos: vista, oído, olfato y gusto. Incluso si me apremias, diría que también usé el quinto, el tacto puesto que toqué alguno de los objetos africanos que el anfitrión se trajo de allí.
Fuimos a su casa porque nos íba a enseñar las fotos que hizo en África, lugar a dónde acudió porque había sido invitado a una boda entre un amigo suyo y una chica de allí, a la que había conocido a través de internet.
Viendo las fotos, entró en funcionamiento el sentido de la vista. A través de ellas y de las explicaciones que nuestro amigo nos iba dando, pudimos ver imágenes de la ceremonia de la boda, conocimos otra manera de vivir y preciosos paisajes africanos, tán distintos a los nuestros...
El sentido del oído apareció durante el viajé que hice allí a través de sus sonidos y canciones, porque mientras cenábamos, escuchábamos su música, tan bailable que fué muy difícil mantenerme sentada en el sofá, aunque los pies no pararon de moverse. ¡Con qué ganas me hubiera puesto a bailar!
El olfato y el gusto se unieron durante la cena para hacernos sentir todos los sabores de aquella tierra, porque nuestro amigo nos preparó para cenar lo mismo que él había comido en la boda.
Cuando veais la foto de lo que cenamos, os puede parecer un poco "raro" como plato para una boda, pero de verdad os digo que a mi me gustó mucho más que lo que he cenado en otras bodas a las que he asistido.
Fué una noche estupenda, incluso aprendimos una palabra ugandesa: "Muzungo" y es la palabra que usan para llamar a las personas de raza blanca, que tampoco había muchos. Según dijo mi amigo solo había tres. Nos contó que alguien llevaba una camiseta con la leyenda: "No me llamo muzungo"
La noche comenzó con un recorrido muy interesante por la casa, que todavía conserva un estilo señorial, de palacete que nos asombró a todos y ya de vuelta en el salón, cogimos cada uno un plato y fuimos pasando por la cocina, cual restaurante autoservicio.
Mezclé y probé sabores que eran nuevos para mí. Pátano asado con salsa de cacahuetes, con judías rojas...
Éramos un grupo de siete personas con las que nuestro amigo quiso compartir su viaje a África para que también fuera un poco nuestro, y allí me sentí yo, y todo ello sin moverme del sofá ni tenerme que poner las vacunas que hay que ponerse antes de empezar un viaje de esas características.
El sábado 27 por la noche y sín haber dormido demasiado la noche anterior, nos volvimos a reunir algunos de nosotros, esta vez para asistir a un concierto de Jacaré Jack, cuyo cantante es compañero de teatro y con cuyas canciones difrutamos mucho.
Volví a casa casi a las cuatro de la mañana y dormí hasta las once de la mañana.
¡¡Uff!! El fín de semana, había terminado.
Aquí teneis las fotos.

No hay comentarios: