4/02/2010

Jueves Santo 2010.

Jueves Santo y decidimos salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Sin problemas cogemos el autobús y al pasar el Puente de Santiago comienza la aventura. El autobús cambia el recorrido y la mayoría de los viajeros decidimos bajarnos ahí.
Lo dicho, autobuses que se desvían por los Pasos de los cofrades y calles abarrotadas de gente que hace imposible moverse por el centro. Nuestro destino era el Pº de la Independencia pero para llegar a él, hemos tenido que dar un rodeo tal, que nos ha hecho conocer calles que ni siquiera sabía que existían.
No sé cuánto nos hemos alejado del centro, pero lo curioso ha sido que en ningún momento del recorrido hemos dejado de escuchar los tambores. Por eso mi duda ha sido si éramos nosotros los que estábamos dando un rodeo...o eran ellos los que nos estaban rodeando a nosotros.
Finalmente hemos llegado al Paseo y lo hemos encontrado sin tráfico y mucha gente paseando. Aunque dicho paseo tiene las aceras más anchas que he visto nunca, casi todo el mundo estaba paseando por el centro de la calzada...somos como niños. También había gente apostada en los laterales esperando la llegada de algún Paso, quizá el perteneciente a la iglesia de Santa Engracia.
Nuestro destino era una chocolatería/heladería que han abierto allí hace un par de semanas y mientras los cofrades cumplían su penitencia desfilando por el paseo, yo me he premiado con un chocolate con naranja y canela que me ha hecho sentir...en el mismo cielo.
Por suerte al salir pasaban los últimos penitentes y sin problemas hemos podido cruzar para llegar, o intentar llegar, al Pº María Agustín a coger el bus 20 para regresar a casa pero...todo volvía a estar cortado. Las diez de la noche y al llegar a la Puerta del Carmen hemos visto que los Pasos, seguían "pasando" . Uno de ellos se dirigía hacia allí y de nuevo estábamos sin autobús. En un giro de cabeza he visto un taxi y sin pensármelo dos veces he levantado la mano.
¡Dichosa Semana Santa!. Ocho euros nos ha costado volver a casa. ¡Vaya gracia! ¡Ah, claro...por la gracia de Dios!

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