5/02/2011

Viaje a Barcelona. Abril 2011.

Cuando planeamos este largo fín de semana nuestro destino iba a ser Punta Umbría, en Cádiz. El motivo para viajar a "la tacita de plata" era participar en un encuentro anual de editoriales "underground" y de paso aprovechar el largo viaje para visitar y conocer la zona.
Personalmente no estaba muy decidida a emprender un viaje de 900 kilómetros en coche, por muy "Tacita de Plata" que sea la zona, así es que decidimos cambiar el destino y elegí Barcelona, que está mucho mas a mano...¡ande va a parar!.
Además de ahorrarnos casi 600 km de ida y otros tantos de vuelta, también ahorramos en gasolina y en el hotel, ya que solo fué una noche.
El hotel, el hotel de Barcelona es un punto y aparte.
Situado en el barrio del Raval cerca de Las Ramblas, en una plaza donde las prostitutas y no de lujo precisamente, hacen su agosto, su enero, su mayo y los doce meses del año.
Dejamos el coche en un garaje y con una bolsa tamaño intermedio por equipaje y dos paraguas (es que anunciaron lluvias) nos dirigimos al hotel Bárbara pasando entre las prostitutas y sus posibles clientes o simplemente mirones, que con la crisis no hay dinero para más. Aunque viendo el aspecto de ellas...sus precios no debían ser muy altos.
En el hotel nos dieron las llaves de la habitación, mejor dicho del cuchitril, porque por el tamaño que tenía, parecía el cuarto donde se guardan los utensillos de limpieza. De hecho, mi trastero casi tiene las mismas medidas que la habitación. El cabecero de la cama y la pared casi medían lo mismo, por eso no había mesillas, porque no había espacio.
Al abrir la puerta casi dábamos en los pies de la cama y entre ésta y la pared solo había una silla, no cabía nada más. Sobre la silla, una ventana de una sola hoja tan alta, que para asomarte había que subirse a la susodicha silla. El armario era empotrado y apenas tenía medio metro de anchura, que porque solo íbamos a estar una noche y llevábamos poco equipaje, que si no, la ropa no la hubiera podido sacar de la maleta.
El baño pequeño pero pasable. Tenía una bañera pero sin mámpara y eso hizo que al ducharnos se mojara medio cuarto de baño...¡Ah, claro! por eso había un desagüe en el suelo...vale, vale.
Un desastre de habitación. ¿El precio? pues 108 euros la noche, que teniendo en cuenta la zona donde está y los vecinos que tiene, la relación calidad precio allí no tiene sentido.
El primer bajón que nos dió al ver la habitación desapareció pronto ( que remedio, no nos iba a amargar el viaje) y nos fuimos a comer, que con el estómago lleno se ve todo mejor.
Después de la comida (muy buena y solo a 9 euros el menú) nos fuimos a tomar café a un bar inglés sin acordarnos de que ese, precisamente ese, era el día de la boda del principe Willian de Inglaterra y claro, la tv del local ofrecía imágenes del evento.
Como no estábamos interesados en la boda salimos pronto de allí y llegó el momento de hacer algo que me encanta, pasear por el barrio Gótico. Un barrio lleno de calles llenas de preciosas tiendas de todo tipo, tiendas que son bonitas de por si, tiendas que ocupan viejos locales que antiguamente eran carbonerías, almacenes de cordeles y cosas así. Calles llenas de actividad comercial, llenas de turistas...llenas de vida.
Me encanta esa zona así es que nos la paseamos bien, con alguna que otra pausa para tomar algo, claro.
A la hora de la cena buscamos un italiano (me refiero a un restaurante) y después aún nos quedaron ganas para entrar en un Starbucks y tomarnos un hot chocolat (leche con colacao, en realidad).
De vuelta al cuchitril, perdón, hotel, pasamos por la Plza de la Catedral y allí había un grupo bastante numeroso de personas pertenecientes a alguna religión, quizá evangelista, que colocados como si estuvieran en un coro, interpretaban varias canciones religiosas bastante pegadizas. El estribillo de una de ellas resonó en mi cabeza hasta que me dormí.
Por la mañana después de desayunar, nos fuimos a visitar lo que principalmente había sido el motivo de nuestro viaje, la visita a la Casa Milá, obra de Gaudí. Como ya habíamos comprado las entradas en Zaragoza,no tuvimos que hacer fila.
No voy a describir la Casa Milá porque para eso es mejor que veais las fotos que he puesto, pero no quiero dejar de decir que me gustó mucho y que la hora y media que pasamos allí se me hizo corta, que disfruté mucho y que por verla, el viaje mereció la pena.
Al salir de allí entramos en VINSON, una tienda de diseño que lleva tantos años en Barcelona, que casi es uno de esos sitios de obligada visita. Disfrutamos del recorrido que fué largo, ya que no nos quedó ni un solo rincón sin visitar y para reponernos de tanta visita, nada mejor que comer. Bueno, es que además ya eran las dos y media.
Tomamos el café en la Plaza Cataluña y Luis se marchó a buscar el coche que lo teníamos aparcado en otro barrio bastante alejado de allí. Aparcar en el centro de Barcelona es misión imposible.
Mientras mi pareja cogía el metro yo me quedé viendo tiendas y cuando él llegó al coche, me llamó para que tal y como habíamos quedado me encaminase hacia el hotel, cogiera el equipaje y le esperara en la puerta y así lo hice, pero nuestros planes no contaban con lo complicado que es circular por Barcelona y la espera, que creía que iba a ser de unos 20 minutos, se convirtió en tres interminables cuartos de hora, que si son en una cafetería, la de aquel, pero la espera de tres cuartos de hora en la esquina de una plaza en la que "trabajan" unas cuantas prostitutas, se me hizo interminable.
Allí estaba yo haciendo la esquina, pero de diferente manera que ellas. De pié, nerviosa y con la bolsa del equipaje en el suelo y bien pretica entre mis piernas, mirando el reloj con frecuencia para que supieran que estaba esperando a alguien y no a un cliente precisamente y que ese alguien, no venía.
Veía a las prostitutas pasearse calle arriba y calle abajo, las veía hablar con posibles clientes, clientes cuyo aspecto dejaba bastante que desear. Eso me hizo pensar lo duro que tenía que ser para ellas acostarse con ellos, y mantener relaciones...mas duro aún.
Los miraba y me miraban y pensaba: "Como uno solo de estos tíos se acerque para decirme algo, va a desear que se le trague la tierra por lo que se va a tener que oír".
Por suerte no ocurrió. Por un lado, había ciertas diferencias en la forma de vestir de ellas y en la forma en la que iba vestida yo. Ellas llevaban ropa un par de tallas mas pequeñas de las que necesitaban.
Supongo también que hay diferencia en la mirada que se intercambian entre ellas y sus posibles clientes, que imagino que habrá cierta complicidad y la mirada que yo lanzaba a los que me miraban a mi. Si las miradas lanzaran cuchillos, esos tíos parecerían coladores.
Cansada de esa tensa situación llamé a mi pareja que me dijo que ya estaba cerca ¿¿¿¿.......???? aún tardó un cuarto de hora más en llegar.
Cuando lo hizo respiré, metimos todo en el coche...y de vuelta a Zaragoza. Estaba deseando llegar con tiempo suficiente para descansar un poco antes de acudir al concierto de Jacaré Jack, cuyo cantante es un buen amigo mío y compañero de teatro también. Desde luego, no me lo quería perder.
Llegué a tiempo y disfruté mucho allí. Ha sido un fín de semana diferente y muy, muy feliz.
Más fotos aquí.

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