7/24/2009

Dos Historias Dos.

-Historia 1-


María se levanta todos los días a las 6 de la mañana, pero eso no le supone ningún esfuerzo. En realidad, le gusta hacerlo. Sobretodo porque Samuel, su vecino de al lado, también lo hace a la misma hora.
María, desayuna cuando cree que él lo hace. Se lava, se maquilla, se viste y a las 7 espera detrás de su puerta hasta que oye cómo él abre la suya y entonces, sale. Lo hacen a la vez, se saludan y en el ascensor durante ese viaje que dura tres pisos, ella es feliz sintiéndole a su lado, aunque apenas hablen.
Al llegar a la calle, ella coje la moto que tiene aparcada en la puerta. Él, se monta de "paquete" y ella le lleva al trabajo, no muy lejos de allí.
Ella dice que le viene de paso, pero cuando él se baja y se despide con un "gracias, hasta mañana" ella regresa a casa, se desmaquilla y se vuelve a acostar, contenta por haber podido sentir sus manos rodeándole la cintura mientras le llevaba en la moto.
María trabaja de tarde y aún tiene tiempo de dormir un poco más.


-Historia 2-

Caían las hojas mientras se dirigía a su destino.
Estábamos a primeros de septiembre, pero todo indicaba que este año el otoño, se iba a adelantar.
Iba a una cita a ciegas. Era una cita extraña. Solo sabía que se llamaba Andrew. Cuando se lo dijo, pensó: "Qué casualidad. Mi marido se llama Andrés".
Llevaban casados 15 años y a lo largo de esos años se había dado cuenta de que no habían evolucionado de la misma manera y de que no tenían mucho en común.
Él, callado, clásico, trabajador, poco hablador, sin hobbies........
A ella le gustaba salir, era muy comunicativa, también trabajadora, aunque sin que eso fuera su meta en la vida.
Ella le recriminaba, en silencio, su falta de interés por hacer algo diferente, por compartir con ella otras experiéncias. Era tan distinto a como ella le conoció......Por eso un día, se decidió a entrar en internet, y se puso a buscar amigos. La casualidad, le puso en contacto con Amdrew.
Cada día esperaba con ilusión que llegara la noche, para empezar la comunicación con él, mientras su marido, se quedaba en su oficina trabajando, siempre trabajando, se lamentaba ella.
Andrew y ella decidieron que había llegado el momento de conocerse. Para ello, quedaron que ambos llevarían un libro (nada original) El libro elegido fué "El Guardián entre el centeno". A ambos le gustaba.
El corazón le iba a cién conforme se acercaba al lugar del encuentro, consciente de que a partir de esa noche, su vida iba a cambiar.
Cuando entró en la cafetería lo vió y su corazón pareció detenerse. Él estaba de espaldas. Se detuvo durante unos segundos, dudando y se sentó en otra mesa para darse tiempo y pensar sin que él pudiera verle.
Un cuarto de hora más tarde, se levantó y caminó hacia él. Cuando llegó a su altura, puso la mano sobre su hombro y le dijo: "Hola Andrés"

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