El día del estreno, el "fatídico" día que tantos momentos de nervios y ansiedad me ha proporcionado antes de su llegada, ha llegado y..........ya se ha ido, y ahora como siempre,
me queda un gran vacío interior que se llena con una mezcla de relax, melancolía y también alegría, ¡menudo cóctel!.
_What a posh lift!!
_Pity about Spain!!
Estas dos frases, marcan mi actuación en la obra. Son la primera y la última que pronuncio. Entre una y otra hay casi una hora de diferencia y escenas y escenas de actuación. Y ¡cuán diferente era mi estado de ánimo cuando dije una y otra!
La primera la pronuncié estando todavía entre bastidores. Esa frase me producía ansiedad, nervios, aceleración de los latidos de mi corazón y piernas flojas y todo ello, porque anunciaba mi aparición en escena.
Con la segunda, cerraba mi participación y a la vez, la obra echaba el telón. Entre una y otra frase, fuertes sensaciones y complicidad entre nosotros y risas y aplausos desde el público que llenaba el salón de actos. Risas y aplausos que nos subieron la autoestima, aunque algunos ya la tenían alta antes de salir (la autoestima, digo)Por primera vez en muchos años, mi pareja fué a verme actuar en directo. De hecho, nunca había ido y no por falta de ganas por su parte. La razón era que a mí me preocupaba fallar delante de él. Cuando finalizó, me dijo que le había gustado y que se había divertido (y yo, le creo).
Para terminar el día, una cena todos juntos, pagada por la Escuela de Idiomas claro, que ya se sabe que los artistas pasamos hambre. Entre plato y plato volvimos a revivir los momentos de la representación en los que más nos habíamos divertido y las risas se extendieron por el restaurante.
Por supuesto que hubo pequeños fallos. Fallos que el público no percibió y que tendremos que pulir si queremos volver a representarla, pero nos los tomamos como anécdotas divertidas.
No íbamos a permitir que nos estropearan ese momento.
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